Los alimentos han sido envasados o empacados en muy diversas maneras desde hace miles de años. Lo primero que el hombre aprendió a envasar fue el agua, y lentamente esta práctica se extendió a otros productos.

Es en 1911 que puede considerarse que nace la industria de los envases flexibles. Simultáneamente en Francia y en Alemania se desarrolla el proceso de fabricación de una lámina de celulosa regenerada: el conocido CELOFAN.

Requisitos y propiedades
Los envases flexibles deben cumplir la misión de preservar el producto en su interior desde el momento en que es envasado, durante el transporte, almacenamiento, distribución y exhibición, hasta el momento en que es abierto por el consumidor.

Resistencia mecánica a la tracción
Esta propiedad frecuentemente determina la cantidad de material plástico que se necesita para formar la pared de un envase.    

Resistencia mecánica a la perforación
El material de envase debe ser mecánicamente resistente al efecto destructivo de estas formas características de ciertos productos envasados; por ejemplo galletas, fideos, bocaditos.  

Resistencia mecánica a bajas temperaturas
Una gran parte de alimentos envasados tienen que mantenerse refrigerados, cuando no congelados, para llegar en óptimas condiciones de preservación al consumidor. 

Barrera
Una de las funciones primarias de un convertidor es la de proveer envases con las bajas permeabilidades posibles a los gases y vapores, al oxígeno, a la luz, a los aromas. 

Sellabilidad
Todos los envases y empaques flexibles deben ser cerrados, y la gran mayoría lo son por termo sellado.

Imprimibilidad
 Los gráficos, el texto, la disposición de las figuras en el envase, tienen que estar reproducidos de manera muy precisa y atractiva. ,  

Versatilidad de fabricación
Todos los plásticos de uso corriente pueden ser convertidos en películas delgadas, fuertes y transparentes.   

Durabilidad
Los plásticos no se oxidan y son inertes al ataque de la gran mayoría de agentes ambientales comunes, con excepción de los rayos ultravioleta.   

Costo
Por último, y no menos importante, tenemos el costo del envase, que es en muchos casos el factor que decide entre un tipo de envase y otro.